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LA MANIFESTACIÓN CONTRA EL HORROR


La manifestación contra el horror






La noticia de hoy, 10 de junio, ha sido, sin duda alguna, la manifestación convocada por la Asociación de Victímas del Terrorismo (AVT) contra la claudicación evidente y vergonzosa del Gobierno español de ZP ante los muchachos patriotas de la serpiente y el hacha, convocatoria a la que han asistido, según fuentes oficiales de la Comunidad de Madrid, un millón de personas y el PP en pleno, aunque fuentes de la Delegación del Gobierno rebaja esa cifra (innegable, por otra parte, por las imágenes que se han visto a través de la televisión en las que se muestran que los asistentes eran más aproximadas al millón que la que nos quieren hacer creer) con la rebaja vergonzante del PSOE aplicada a las cifras que no le conviene aceptar, porque estamos demasiado acostumbrados a sus “ajustes” entre las que se cuentan los del dolor de las víctimas directas de la plaga del terrorismo a las que aconseja, en un alarde de cinismo sin precedentes en ningún otro Presidente de Goierno, aunque fuere del PSOE tan dado a esas manifestaciones de burla a la ciudadanía, de que sean “generosas” con sus verdugos.

 A la manifestación no ha querido asistir Pilar Manjón, la Presidenta de la Asociación de Víctimas del 1!-M, porque se disculpa diciendo que esta manifestación de hoy “está siendo politizada”, en otra demostración más de que no hay mejor bozal para acallar bocas que darles de comer abundantemente en el pesebre del amo del cotarro, ya que a esa “representante” de las víctimas del mismo terror que las otras, se le olvida que la suya es la única Asociación que ha recibido subvenciones oficiales para así tenerla dócil y callada, según los intereses del Gobierno para que no den demasiado la lata como la AVT que reclama, con todo derecho, dignidad y coherencia, “saber la verdad sobre el 11-M” a la que la supuesta Comisión Oficial de Investigación echó tierra encima porque no interesaba que se supiera toda la verdad, a la que tanto teme ZP y sus muchachos, ya que los dejaría contra las cuerdas; aunque todos sabemos quiénes están detrás del atentado masivo y terrible del 11-M, por muchos cuentos oficiales y gubernamentales que sobre la autoría de Al Qaeda nos han querido hacer digerir para acallar clamores populares y conciencias oficiales no demasiado tranquilas; pero sentadas en su poltrana acharolada y estrenada a costa de un “pucherazo sangriento” que puso en la picota a Aznar y su Gobierno, acusándolos de ser los causantes del terrible atentado provocado, según la opinión de aquellos que toman a los españoles por una manada de borregos, por la implicación de España en la guerra de Irak, y provocado el acto asesino del 11-M por una supuesta banda de terroristas islámicos obsesionados con la Yihad, cuando la investigación policial demostró que era una banda de delicuentes comunes que habían estado en cárceles españolas donde conocieron a presos etarras, por no citar las vinculaciones de éstos con Trashorras, el proveedor de los explosivos utilizados en la masacre. Ahora, 

Zapatero, en un acto de indignidad inconcebible para cualquier ciudadano de cualquier ideología política, condición y talante, le pide al colectivo de las víctimas del terrorismo etarra “oficial”: más de mil muertos, miles de heridos con secuelas irreversibles y otros tantos miles de familias destrozadas, que sean “generosas” en su dolor para que no estorben con sus reivindicaciones justas, legítimas y necesarias a este “proceso de paz”, patochada incalificable y siniestra que está tratando de enhebrar este “salvador de la convivencia pacífica nacional” (aunque nadie sabe a que nacionalidad representa, porque a la española que es la que él gobierna, al menos en teoría, no sólo no la acepta, sino que rechaza y, por ello, está empeñado en llamar fascista a todo aquel que no comulgue con sus ideas de deshacedor de una patria a la que ni representa ni en la que cree, y de la que la mitad de los españoles ya ni le reconoce como representante válido ni digno de serlo).

Este político singular donde los haya, les recuerda que "a él también le mataron a su abuelo" durante la Guerra Civil, equiparándo así su dolor como familiar de un fallecido en contienda, al de la tragedia sufrida por las víctimas del terrorismo etarra, reconocido como tal o del extraoficial, denominado “extremismo islámico”, según conviene para no asustar a los electores entre los que se cuentan los millones que le votaron con buena fé y absoluta convicción de que sería su elección lo mejor para los intereses de “este país” al que su Presidente de Gobierno llama así, en un giro sarcástico porque se avergüenza de llamarle España, aunque cobra de sus Presupuestos Generales el sueldo de Presidente y firma como tal, en una demostración indiscutible de cinismo absoluto.

 Y le pide generosidad, lo que quiere decir total olvido de sus sufrimientos por la muerte irreparable de familiares, las secuelas físicas de los supervivientes del terror etarra y las familias deshechas, a pesar de que este ínclito Presidente se atreve a afirmar constantemente, en una demostración absoluta y feroz de cinismo y vesanía, que a él le mataron a su abuelo los nacionales durante la Guerra Civil española, olvidando que al otro abuelo, un prestigioso médico, también lo mataron los “rojos”, pero sin hacer distinción entre un conflicto bélico y los millones de muertos que ello conlleva, tanto entre la población civil como en los ejércitos contendientes, con un acto salvaje de terrorismo que arremete a víctimas inocentes, cogiéndolas por sorpresa en un momento de sus vidas cotidianas, a base de tiros en la nuca, bombas lapas o masacres colectivas como las de Hipercort de Barcelona, por no repetir de nuevo la la carnicería atroz del 11.M, porque, al fin y al cabo, fueron los extremistas árabes que vinieron a poner su granito de arena en este escenario de terror en un sangriento día en el que se les olvidó cintas con versículos del Corán (costumbre ésta que va en contra de las que tienen, realmente, los terroristas islámicos), así como colillas de cigarrilos, contradicción igualmente con los hábitos de musulmanes fanáticos que respetan los versículos del Corán, y tampoco beben alcohol como hacían los del 11-M , además de que estaban casados, algunos, con mujeres españolas y, por tanto, infieles, cuestión ésta que no se cree nadie que conozca la mentalidad musulmana estricta con los dictados del Corán. 


Ante el clamor popular de este millón de ciudadanos venidos de toda España, en más de doscientos autobuses, más el innumerable número de madrileños que se han querido sumar a la manifestación de repulsa y dolor ante la villanía que está queriendo consumar este Gobierno-plaga de dialogar lo indialogable, acordar lo inacordable y someterse a los designios de un grupo de pistoleros en una dejación total de las facultades de gobierno y en contra de las Leyes establecidas en un Estado de Derecho en el que los poderes están sometidos al mismo y no pueden conculcarlo y, menos aún, en nombre del pueblo al que dicen respresentar, este desgobierno presidido por ZP y sus muchachos (buen nombre para un mariachis), sólo cabe preguntarse cuánto más tiene que aguantar el noble pueblo español de cualquier Autonomía, antes llamada Región, para decir "¡basta!” y tomar el timón del rumbo que lleve a España a buen puerto, sacándolo del naufragio al que quiere abocarnos esta panda de nacionalista, separatistas, antiespañolistas y anticonstitucionalistas que se sienten orgullosos de sus nacionalidades respectivas: vascas y catalanas y las reivindican con orgullos, izando sus banderas, cantando sus himnos y obligando a hablar sus respectivas lenguas a los que vivan en sus territorios; pero ridiculizan y desprecian a quienes están igual de orgullosos de la nacionalidad española, la que heredaron de sus padres, abuelos y demás ancestros, la que existe desde los Reyes Católicos y no es un invento de Franco, como afirman los ignorantes o los malintencionados. 

Los españoles asistimos atónitos a la claudicación vergonzosa, en aras de una supuesta paz que no se creen ni los propios etarras que siguen mandando cartas de extorsión, incendiando coches y negocios de aquellos que no piensan igual, si se les puede llamar pensamiento a lo que albergan los terroristas y sus aledaños debajos del flequillo, y están en contra de dicho “proceso de paz”, eufemismo para llamar a una simple bajada de pantalones que permita cumplir con los acuerdos apalabrados antes de las últimas elecciones y que, si no se llevan a cabo, los “aliados” de nuestro Gobierno le van a recordar, destapando el cubo de basura para que todo el mundo vea, sienta y conozca la mierda que se esconde debajo de este proceso pacificador y que cualquier ciudadano sensato, de cualquier partido e ideología como es el caso de muchos socialistas que asisten escandalizados a este disparate peligroso para el futuro de España como nación y para cada ciudadano en particular, y de lo que puede servir de ejemplo la dimisión del Ministro de Defensa, José Bono, que tuvo que renunciar a su cargo porque no aceptaba el Estatut catalán ya que percibe el peligro que se esconde en esa trampa de cambio de Estatutos que, únicamente, es un anuncio aplazado de seccesión, consentida, amparada y auspiciada por el Gobierno de España, lo que tiene atónitos a los políticos de toda Europa y a los españoles que piden, pedimos, conocer la verdad que se esconde debajo de esta traición política a un pueblo, al dolor de unas víctimas, y a todo y cada uno de los ciudadanos que votamos y pagamos impuestos y que no sabemos bien todavía cuánta mierda hay escondida en este proceso de claudicación vergonzosa de un gobierno para que no se descubra esa verdad; pero que todos sabemos, o sospechamos, porque llevamos más de dos años soportando el hedor que impregna la vida política española desde entonces.


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